sábado, 21 de junio de 2025

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Los alimentos son capaces de fortalecer el sistema inmunológico

Alimentos fortalecen

Cuidar el sistema inmunológico no es un lujo, es una necesidad. Es nuestra primera línea de defensa frente a virus, bacterias y otras amenazas invisibles que nos rodean. Y aunque no existe una dieta mágica, sí hay alimentos y hábitos que pueden reforzar nuestras defensas.

De hecho, una buena alimentación es tan importante para la salud como lo sería un seguro de salud en tiempos difíciles: no evita todos los problemas, pero te protege cuando más lo necesitas. No se trata de comer más, sino de comer mejor.

Una alimentación adecuada y suficiente es clave para que el sistema inmunológico funcione correctamente. Frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales deberían ser la base. En esto, la dieta mediterránea sigue siendo un buen referente: el protagonismo de los vegetales y de grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra, la convierte en una gran aliada para nuestra salud inmunitaria.

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Las comidas ricas en grasas debilitan rápidamente nuestras defensas intestinales

El fast food afecta a las defensas intestinales

Vivimos en una época en la que la rapidez domina la toma de decisiones, y especialmente cuando se trata de la alimentación, platos y comidas preparadas, fast food, snacks ultraprocesados, etc. Sabemos que este tipo de comidas tienen un alto contenido en grasas, azúcares añadidos, sal y aditivos, pero probablemente lo que no se sabe es que las comidas ricas en grasas debilitan rápidamente nuestras defensas intestinales, incluso cuando no se percibe ninguna señal visible en el organismo.

Una investigación realizada por expertos del Instituto WEHI de Melbourne (Australia) ha dado a conocer una conclusión que resulta sorprendente y preocupante, los investigadores aseguran que bastan dos días consumiendo alimentos con alto contenido en grasas saturadas para debilitar la barrera intestinal, aumentando el riesgo de inflamación crónica.

Este es el primer estudio preclínico del mundo que demuestra esos efectos inmediatos, pero hay que decir que se ha realizado con roedores de laboratorio y, aunque se plantea que los resultados se pueden trasladar a los seres humanos, será necesario constatarlo con nuevos estudios y ensayos. Los investigadores explican que tras un par de comidas ricas en grasas, los roedores analizados habían experimentado cambios microscópicos en la función intestinal, a pesar de no mostrar síntomas físicos evidentes como, por ejemplo, el aumento de peso o los signos visibles de inflamación, como la distensión abdominal, cambios en el tránsito intestinal o dolor abdominal, entre otros.

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